El mito de la “TORRE VIEJA” evoca la construcción de la Alcazaba por Ibn Marwan con ocasión de haberse rebelado contra la dinastía de los Omeya cordobeses, convirtiéndola en una de las obras militares más completas de cuantas protegían las fronteras de al-Andalus y combinando su finalidad de fortaleza con los hermosos jardines con que la dotó, desde los que contemplaba las tierras lusitanas al pasear por ellos admirando la belleza de la flora que los adornaban. Pero al valiente guerrero le trastornaba grandemente la idea de tener que abandonar algún día la Alcazaba que había levantado y acondicionado con tanto mimo y que al caer en manos impías no la supieran conservar con el celo que él ponía para engrandecerla cada día. En su delirio llegó a desear “ser como estas piedras para vivir aquí eternamente.
Posteriormente, allá en el siglo XII fue construida junto al recinto de la Alcazaba una esbelta torre a la que llamaron La Atalaya, convirtiéndose en realidad los deseos del noble árabe, pues junto a ella y sin que nadie supiese cómo, surgió otra torre más pequeña denominada “ La Torre Vieja”, a la que se atribuye ser el espíritu del valiente guerrero que permanecerá eternamente posando su vista sobre la vega del Guadiana.
Posteriormente, allá en el siglo XII fue construida junto al recinto de la Alcazaba una esbelta torre a la que llamaron La Atalaya, convirtiéndose en realidad los deseos del noble árabe, pues junto a ella y sin que nadie supiese cómo, surgió otra torre más pequeña denominada “ La Torre Vieja”, a la que se atribuye ser el espíritu del valiente guerrero que permanecerá eternamente posando su vista sobre la vega del Guadiana.