Es probable que en el lugar en el que se asentó finalmente Augusta Emerita existiera previamente una pequeña ciudad, también romana, pero lo cierto es que en el año 25 a.C. el Emperador Octavio Augusto ordenó fundar la Colonia Augusta Emerita, en la que se asentarán los militares veteranos (eméritos) de las legiones V y X tras las victorias frente los cántabros en el norte de la Península.
La ubicación era perfecta. Se situó al margen del río Anas (Guadiana) junto a la desembocadura del río Albarregas, una zona vadeable del Guadiana con una isla central que facilitaba la construcción de puentes y que se convertía en paso casi obligatorio entre el la Bética y el norte de Hispania.
Además, en las proximidades existían manantiales de agua, materias primas de construcción, tierras productivas para la agricultura, bosques... Su crecimiento fue importantísimo, pasando en muy poco tiempo a ser la capital de la Lusitania, una de las tres provincias en que se dividía a Hispania Romana.
El legado romano en la ciudad de Mérida es impresionante y merece ser visitado: el Teatro y el Anfiteatro, el Circo, los acueductos, el puente sobre el Guadiana, la Casa del Mitreo, el Arco de Trajano, el Templo de Diana... y cientos de lugares en los que se puede apreciar el esplendor de la antigua Augusta Emerita.
La Barrica de la Oca
miércoles, 30 de abril de 2008
Leyenda: Cómo se fundó Augusta Emérita (Mérida)
sábado, 26 de abril de 2008
Llerena
Llerena es una de las poblaciones más antiguas de Extremadura.
Se han localizado algunas tumbas en los solares ocupados urbanizaciones procedentes de un poblado con una antigüedad de unos 4.000 años aproximadamente.
Otros lugares ricos en restos de civilizaciones anteriores se ubican en el Cerro Elías o el Huertecillo, de donde procede el llamado “ídolo de Llerena”, que simboliza a una imagen antropomorfa de hueso de aproximadamente 10 centímetros con una objeto en la mano, al parecer un cuchillo.
De épocas posteriores de nuestra historia nos quedan restos en zonas cercanas a Llerena, con yacimientos en la zona de Las Mesillas o la Dehesilla de Higuera de Llerena. Son vestigios prerromanos de gran importancia y pendientes de un estudio de campo más detallado y exhaustivo, si bien se desprende que los pueblos que la ocupaban explotaban minas de cobre, hierro y plata.
Los restos de la civilización romana más importantes los encontramos en Regina, muy cerca de la zona ocupada por los túrdulos, al parecer, según recientes investigaciones, cerca de la alcazaba de Reina. La ciudad de Regina se encuentra en el vecino término municipal de Casas de Reina.
Sin embargo son pocas las noticias que podemos aportar de las épocas posteriores a la dominación romana y anteriores a la última etapa de la Edad Media.
No se sabe cuál era la denominación romana para el primer asentamiento. Para unos Allarias, Ellerina para otros, Ellerena para algunos más, en fin, todos especulan con los posibles toponímicos de la ciudad. La Llerena árabe la localizan en los restos existentes en el interior de la torre y en algunos lienzos de la muralla que circundaba la población.
Llerena comienza a tener su protagonismo a partir de su reconquista en el siglo XIII, y aunque para algunos investigadores no tuvo un importante protagonismo, para otros fue pieza fundamental como plaza principal en la conquista cristiana de toda la zona. Pelay Pérez Correa, Maestre de la Orden de Santiago, desde la alcazaba reconquistada de Reina, comienza a sentar las bases de la administración militar y civil de toda la comarca y también fue el primer impulsor de lo que fue la Provincia de León de la Orden de Santiago en Extremadura, siendo Llerena la población que ocupó la cabeza durante varios siglos.
Pero esta comarca se encontraba casi despoblada, con unos inmensos territorios que había que ocupar con gente para adquirir seguridad y a la vez explotar tan importantes dehesas y tierras de calidad. En aquella época era la fuente principal del sustento de los pueblos, y Llerena, poco a poco se va convirtiendo en el centro natural de la comarca y sus muros alojan a los más importantes Maestres de la Orden de Santiago, que la eligen como residencia temporal. El primero de ellos, el infante don Fadrique (1342-1358), hermanastro del rey Pedro I el Cruel, y le siguieron don Pedro Fernández Cabeza de Vaca (1382-1387), don Enrique García Fernández de Villagarcía (1385-1387) que fabricó posteriormente su castillo en la vecina Villagarcía de la Torre, Lorenzo Suárez de Figueroa (1387-1409) enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Granada y el último de los Maestres de la Orden, don Alonso de Cárdenas (1480-1493).
No cabe duda que la presencia de tan importantes caballeros ejercieron una gran influencia a la hora de promocionar el desarrollo de la población, y por ello se tiene constancia de la celebración en Llerena de Cortes en el año 1340 por el rey Alfonso XI de Castilla, así como sucesivos capítulos generales y particulares de la Orden con la asistencia de todos los Comendadores.
A partir de entonces, en Llerena se produce ese cambio en todos los aspectos económicos, sociales y culturales que la convierten en el más importantes centro administrativo de la provincia de León en Extremadura y junto a Mérida adquieren la hegemonía y adquiere la sede de la Mesa Maestral de la Orden y es la población principal de más de 30 pueblos que se gobiernan desde Llerena y en el orden religioso dependen del Prior de la Orden de San Marcos de León, siendo nuestra ciudad durante algunas temporadas la residencia del Prior.
Los sucesivos Maestres de la Orden proporcionan a Llerena los medios necesarios para dotarla de los servicios civiles y religiosos precisos, por ello Lorenzo Suárez de Figueroa recibe la licencia para celebrar las ferias de San Mateo el 21 de septiembre, construye la capilla de la Trinidad en la iglesia de la Granada, los bastimentos y termina el edificio destinado a Casa Maestral o el convento de Santa Elena; don Enrique García Fernández de Villagarcía construye el castillo de la vecina localidad de Villagarcía de la Torre y se convierte en el patrono de la capilla mayor de la iglesia de Santa María y decide ser enterrado en ella.
Don Alonso de Cárdenas construye sobre el solar ocupado por la ermita de San Pedro la iglesia de Santiago, y dota al recinto amurallado de algunas de las puertas más importantes de la ciudad.
Durante los años sucesivos a la reconquista se asientan en Llerena gran cantidad de familias judías apoyadas por la corona por conseguir una mayor repoblación. Estos clanes hebreos convierten a Llerena en un población próspera y con unos niveles muy elevados en los sectores económicos y culturales. Hacia el año 1479, el judío Rabí Mayr consigue de los Reyes Católicos eliminar la prohibición que existía en toda España de celebrar ferias y mercados, y tuvo bastante importancia una escuela de traductores. La aljama de Llerena la formaba casi 600 familias en torno a la zona ocupada por la sinagoga (ermita de Santa Catalina) y la fuente pellejera.
Por aquellos años se vivía plenamente en Llerena una profunda integración de las tres culturales, la cristiana, la judía y la musulmana.
Tras el decreto de expulsión ordenado por los Reyes Católicos en 1492, en Llerena se quedan 125 familias judías que adquieren su cualidad de judeoconversas, que junto con Fregenal de la Sierra se convierten en los núcleos poblacionales de mayor número de cristianos nuevos.
El barrio de la morería se situaba en las proximidades de la iglesia de Santiago y estaba constituido por un grupo poblacional al más marginal integrado por obreros del campo y la construcción, si bien también había algunos profesionales dedicados a la danza y la música que amenizaban muchos de los actos sociales.
Con la expansión de Llerena comienza a producirse la construcción de los primeros conventos, el primero del que se tienen noticias es el de Santa Elena, extramuros de la población, que se traslada a las proximidades de ella, junto a la puerta de Reina cuando se funda el de San Francisco por Sancho de Paz. Igualmente van proliferando las ermitas, la de San Lázaro, san Cristóbal, Santa Catalina, San Marcos, San Benito, San Antón o la Concepción.
Al mismo tiempo se van construyendo edificios con fines benéfico sociales destinados a hospitales que se bautizan con los nombres de San Lázaro, Santiago, San Juan, Espíritu Santo y otros.
Uno de los motores impulsores de la evolución de Llerena a finales del siglo XV es el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, gracias a las influencias políticas del licencia Luis Zapata, Consejero y asesor de los Reyes Católicos y también debido a la extensa población hebrea de la Baja Extremadura. Ha sido considerado por muchos historiadores como la institución que formó la región extremeña.
Entre los procesos inquisitoriales más nombrados cabe destacar el iniciado contra los alumbrados o iluminados en la segunda mitad del siglo XVI, amplia y detalladamente estudiado y analizado por el profesor Huerga. Este movimiento herético, basado en la permisión de conductas no muy ortodoxas, por lo general influenciadas por contactos sexuales algo escandalosos, se extendió por algunas zonas de nuestra región y fue perseguido con ímpetu por el religioso fray Alonso de la Fuente, hasta lograr en 1570 un masivo proceso de más de 50 herejes.
Desde comienzos del siglo XVI se produce un gran aumento demográfico que se ve mermado en cierto modo por la emigración al Nuevo Mundo, convirtiéndose no obstante, en el segundo mayor núcleo poblacional de Extremadura en 1591, detrás de Badajoz capital.
Muchas familias vivían amparadas por la clase burocrática e institucional, la Mesa Maestral, el Santo Oficio de la Inquisición con más de 50 funcionarios, el Cabildo que contaba hasta con 9 escribanos o Notarios, aparte de los alguaciles, regidores, etc. Pero fundamentalmente estaba el clero que lo componían 297 miembros a finales de la centuria del XVI, y que aportaban los servicios religiosos a las dos parroquias, Nuestra Señora de la Granada y Santiago, y ocho conventos de Llerena, cuatro de monjas, Santa Clara, Santa Ana, Santa Isabel y la Concepción , y cuatro de frailes, Santo Domingo, San Francisco, San Sebastián y el de los Jesuitas.
El resto de la población estaba compuesto por artesanos y agricultores y ganaderos, que convivían en zonas gremiales del casco urbano cuyas calles conservan actualmente sus antiguas denominaciones tras numerosas rotulaciones sufridas a partir de la Segunda República Española. Entre ellas están la calle Zapatería, Curtidores, Caleros, Ollerías, Armas, Cedaceros, Bodegones.
La decadencia de Llerena comienza ya avanzado el siglo XVII, al igual que se produce en el resto de España, debida a crisis política del imperio, propiciada por las inexplicables guerras con nuestros vecinos y el difícil sostenimiento de una infraestructura política y territorial guiada por regentes poco activos y validos aprovechados. También fueron causa de este declive la expulsión de los moriscos, las sucesivas pestes que asolaron Llerena y que la mantenían aislada durante muchas cuarentenas del exterior con el cierre hermético de sus puertas. Pero la mayor lacra la proporciona la guerra con Portugal que merma a nuestra ciudad y esquilma su economía, pero en compensación, recibe el título de ciudad por Felipe IV el 12 de junio de 1642.
Lo más destacable de este siglo para Llerena es la presencia de personajes relacionados con el mundo del arte, Francisco de Zurbarán, a la que honra su presencia entre nosotros la escultura del artista llerenense Ramón Chaparro, recientemente ubicada en la Plaza de España, observando con una viva atención la que fue su casa y la fuente que diseñé en 1618. Tuvimos como vecino de Llerena al pintor de Fuente de Cantos desde 1617 a 1629, y por dos veces contrajo nupcias en nuestra ciudad, una primera con María Páez, con la que tuvo tres hijos, (María, Juan e Isabel-Paula) y la segunda con Beatriz de Morales, una hija llamada Jerónima.
Su actividad artística comienza en Llerena y su comarca, Azuaga, con la confección de la talla de un Cristo en madera, para Zafra, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolín obras de diversas características hoy desaparecidas en su mayor parte, si bien nos queda en Llerena una impresionante obra original, el “Cristo Crucificado” de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, recientemente restaurado en Madrid y que formó parte del retablo que fabricó con el entallador sevillano Jerónimo Velázquez en 1636.
Destacan en el campo de la enseñanza, la labor realizada por los jesuitas en Llerena, donde formaron a gran número de jóvenes en los campos de la gramática y teología.
Queremos resaltar también a la poetisa Catalina Clara Ramírez de Guzmán, una de las más importantes plumas femenina de las letras españolas de aquella época.
Durante el siglo XVIII se produce un cierto aumento en la evolución económica también amparada por la situación nacional a la llegada de los Borbones. El historiador Manuel Maldonado Fernández hace una detallado estudio de esta centuria y nos ofrece un ajustado análisis de la influencia de las ordenanzas municipales aprobadas a comienzo del siglo, que acompañadas de los documentos que se elaboran como el Catastro de la Ensenada, el Interrogatorio de la Real Audiencia, el Censo de Floridablanca, nos proporcionan la información necesaria para llegar a la conclusión de que Llerena sigue estando en el mismo lugar que en los siglos anteriores en cuanto a que mantiene su hegemonía en los aspectos administrativos, fiscal y religioso, si bien su jurisdicción se ve mermada al conseguir la independencia municipal los lugares de Higuera de Llerena en 1786 y Maguilla en 1749, que anteriormente habían pertenecido a su Ayuntamiento.
En este siglo de las luces sobresale el llerenense Juan de Hermosilla y Sandoval, que nació en 1715, autor de las obras del trazado del Paseo del Prado de la capital de España, el proyecto del palacio Anaya de Salamanca, el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid o la restauración del palacio de Carlos V y de la Alambra en Granada.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) en nuestra ciudad tuvo gran incidencia, con la batalla de Cantalgallo en 1810 Llerena es destruida en parte y esquilmada por las tropas francesas. Se produjeron muchos destrozos en edificios importantes y parte de nuestro riquísimo archivo histórico fue destrozado y sirvió de asiento a las caballerías, saliendo gran número de importantes obras de arte de nuestras iglesias, tales como parte del retablo de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada decorado por Zurbarán.
Tras el decreto de suspensión de la jurisdicción religiosa que mantenían desde siglos las Ordenes Militares, en Llerena se produce el llamado “Cisma de Llerena”, provocado por el clérigo don Francisco Maesso de la Fuente al no admitir acogerse a la jurisdicción del Obispado de Badajoz. En algo más de un año se produjeron diversos altercados que se apaciguaron cuando Alfonso XII llega al trono, provocando con aquel decreto la desaparición del provisorato de Llerena.
Las sucesivas desamortizaciones produjeron también un gran descalabro para la economía municipal de Llerena y en definitiva para todo su vecindario. La de Mendizábal de 1837 y Madoz en 1855 dejaron casi sin recursos al Ayuntamiento de Llerena que perdió casi la totalidad de las dehesas de su propiedad y que había mantenido y explotado durante siglos proporcionando unos importantes beneficios para las arcas municipales. Desparecieron también algunos conventos, como Santa Isabel, San Francisco, La Merced, San Sebastián y la Concepción, quedando subsistente solamente Santa Clara.
lunes, 21 de abril de 2008
Almendralejo
El dolmen de la Vega de Harnina, los asentamientos de los Villares y otros restos antiguos, atestiguan la presencia de moradores en este lugar desde los tiempos más remotos.
Su fundación se encuadra en las acciones para el poblamiento del territorio emeritense desarrollado por la Orden de Santiago tras la reconquista, debiendo situarse, quizá, en el siglo XIII, si bien el momento concreto no está establecido con exactitud. La primera referencia documental conocida en relación con su existencia data de 1327, correspondiendo a un privilegio otorgado a Mérida sobre la posesión de ciertos derechos sobre los enclaves de la zona. En su origen se asentó sobre un terreno cubierto de almendros, derivando de tales circunstancias su apelativo primero de Almendral de Mérida. Mas, debido a su reducida entidad, pronto se consolidó para nombrarlo el diminutivo Almendralejo. Jurisdiccionalmente quedó integrado en la Orden de Santiago como aldea de Mérida, constando ya su condición de Encomienda a mediados del siglo XIV.
En 1536, y luego de un largo pleito con Mérida, se hizo Villa exenta mediante el pago de 36.500 ducados de oro a Carlos I. A pesar de ello, en 1573 la localidad fue vendida a Sevilla junto con Montemolín, Monesterio, Calzadilla y Medina de las Torres, por 45.000 ducado, saliendo de tal dominio cinco años después. Por fin en 1665 la población compró su independencia definitiva y su propia jurisdicción con categoría de Señorío. Por Decreto de Isabel II, en 1851 alcanzó el título de Ciudad.
El núcleo inicial de la población se formalizó en torno a la iglesia parroquial y la Casa de la Encomienda de la Orden de Santiago que se situaba enfrente, configurando una trama que en el siglo XVI quedaba formada por las calles Real y su prolongación en la actual de Mérida y otras inmediatas. En el siglo XVII el tejido se prolongaba ya hasta el Altozano, Mártires y Caño. El crecimiento siguiente fue muy destacado, extendiéndose sus tejidos en el siglo XIX hasta casi los caminos de Aceuchal y Villafranca.
jueves, 17 de abril de 2008
Guareña
Los antecedentes del asentamiento parecen remontarse a época prehistórica, contándose con testimonios que evidencian su existencia en las etapas romana, visigoda y árabe. Algunas fuentes la consignan ya en el siglo XIII bajo la denominación actual. En el XV los Reyes Católicos le otorgaron la consideración de "Leal", eximiéndola de la Orden de Santiago a la que pertenecía. Más tarde pasó a integrarse en el Condado de Medellín bajo el Señorío del Conde de Santisteban y finalmente, ya en el XVIII, en el Ducado de Medinacelli. En lo administrativo se hallaba incluida en la provincia de Trujillo, dependiendo en lo eclesiástico de la Diócesis de Plasencia.
En el aspecto demográfico fue siempre uno de los centros más significados del entorno, y en lo económico de los más prósperos. En el siglo XVI superaba los 2.000 habitantes y los 5.000 a mediados de la centuria pasada. Al comenzar la presente había alcanzado los 7.000 y en 1.930 presentaba 8.500. En la actualidad cuenta con 7.404.
En lo morfológico y en su naturaleza general, sin dejar de presentar importantes aspectos evolutivos que evidencian su transformación en época moderna. Guareña continúa distinguiéndose como un núcleo fundamentalmente campesino, resultando uno de los centros más representativos de la región en no pocos aspectos y testimonio particularmente expresivo de múltiples facetas de la personalidad secular más característica de Extremadura.
En el aspecto urbanístico el núcleo más antiguo se focaliza en torno a la iglesia parroquial y el Ayuntamiento, hitos que, según fórmula no habitual, aunque próximos, presiden plazas diferentes. En esa zona se sitúan calles pintorescas de nombres significativos, como Cuesta, Santa María, Derecha, Cuatro Esquinas, y hasta una llamada Castillejos, que parece indicar la existencia pretérita en ese ámbito de algún elemento fortificado del que hoy no se tiene constancia.
Parque de San Ginés
A partir de este foco inicial se ha desarrollado en dirección a levante, generando largas calles que tienden a desembocar en la carretera a Don Benito, en cuyo eje han surgido últimamente importantes instalaciones hosteleras y de otros servicios. Estos nuevos tejidos presentan estructura hipodámica regular. Tanto en ellos como en los antiguos, las edificaciones responden al tipo campesino.
Las casonas más distinguidas correspondientes a la hidalguía local ostentan potentes recercos de granito y blasones en las fachadas. También son numerosas en las áreas surgidas desde finales del XIX, las muestras de arquitectura modernista y eclecticista, con realizaciones de acusado interés.
viernes, 11 de abril de 2008
La leyenda del Santuario de Tentudía.
jueves, 10 de abril de 2008
Villanueva de la Serena
martes, 8 de abril de 2008
Medellín, población histórica
domingo, 6 de abril de 2008
Jerez de los Caballeros
Sus orígenes se hayan confundidos en la Prehistoria, como así lo confirman los monumentos megalíticos entre los que destacamos el "Dolmen de Toriñuelo", en la Dehesa de la Granja, los de Valcavado y de la Palomilla.
Entre las ciudades que poseyeron los turdetanos en la región comprendida entre el Betis y el Anas, llamada Beturia en aquellos tiempos, figuraba ya una en el sitio que ocupa Jerez de los Caballeros.
Del mismo modo que en Jerez de la Frontera hubo una población denominada CERET en su homónima Jerez de los Caballeros hubo otra ciudad fenicia llamada Ceret que en tiempos de los árabes se denominó, como áquella XERIXA y luego ambas degeneraron en su nombre actual.
Durante la dominación romana JEREZ o FAMA IULIA SERIA, debió ser un pueblo importante, según se desprende de los hallazgos arqueológicos encontrados en la que fuera "villa doméstica" del Pomar.
Además de la villa se han descubierto en Jerez numerosas inscripciones, cipos, estelas funerarias, miliarias, ... En todas ellas se alude a personas pertenecientes a familias romanas y algunas bastante importantes como las familias Vibia, Julia, Helvia.
De esta época se conservan la Calzada del alto del empedrado, mosaicos del Pomar, puente del Pontón y Viejo y las numerosas inscripciones, cipos, etc., ya mencionados. En esta época también era conocido Jerez como CAERIANA.
La muestra más importante de ello es la histórica columna de mármol hallada en la Iglesia de Santa María. En ella hay una inscripción cuya transcripción es la siguiente:"El día noveno de las Kalendas de Enero, de la era 594, fue consagrada esta iglesia a Santa María". La fecha corresponde al 25 de Diciembre del año 556 después de Cristo.
También han sido encontrados otros restos en las dehesas de la Alcozaba y de la Mata. En la primera se halló un sepulcro en cuya lápida había una inscripción correspondiente al año 514 d.C. Y en la dehesa de la Mata se halló otra inscripción correspondiente al año 662 d.C.
Gracias a un pasaje del geógrafo Edrisi que vivió en aquella época sabemos que el nombre de nuestra población entonces era Xerixa, y que debió de ser una población importante ya que la enumera junto con las poblaciones más renombradas de la región poniéndola a la misma altura.
Tenemos igualmente que el viejo castillo situado al pie de la iglesia conserva algunos torreones que, a pesar de los reparos hechos en ellos en tiempos posteriores, revelan en su estilo haber sido construidos por la pauta de la arquitectura mahometana; por lo que es de presumir que su primera planta pertenece a los tiempos de la dominación de los islamitas.
Las leyendas y tradiciones alusivas a la reconquista hacen comprender que cuando los Templarios ganaron a Jerez debía existir en dicho punto esta soberbia alcazaba, ceñida por la muralla.
Todos estos datos evidencian que el terreno que ocupan Santa María, el Castillo y la Alhóndiga eran en tiempo de los moros ciudadela fortificada y el resto de la población, colocado en la falda de la colina que corona la iglesia de San Bartolomé, debió hallarse extramuros.
Hoy queda en Jerez de la dominación árabe tan solo ligeros indicios del castillo, la pequeña iglesia del Patio de Armas y barrios como la Morería y la Alhóndiga.
Fue Alfonso IX de León, en sus incursiones por la baja Extremadura quién en 1230 reconquistó definitivamente, la entonces "Villa de Xeres", cediéndola para su custodia a la Orden del Temple, a la que debe su fisonomía, su espíritu señorial y su nombre: JEREZ DE LOS CABALLEROS.
Varias leyendas hay sobre los Templarios y Jerez pero lo que sí podemos afirmar es que los Caballeros Templarios, a las órdenes del Rey de León, conquistaron una población en cuyas afueras estaba el arrabal de San Bartolomé.
Dueños de Jerez los Templarios, la engrandecieron considerablemente e hicieron de ella una de las mejores posesiones de la Orden. Ellos fortificaron el castillo, construyeron la muralla que hoy conocemos, y levantaron la iglesia de San Bartolomé, bien de primera intención, o bien sobre ermita que ya hubiera. Esto, unido con la repoblación de las alquerías del vasto término de Jerez, debió ser causa de la importancia que la población adquirió entonces, esta importancia hace todavía dudar si la cabeza de la Orden del Temple en el reino de León era Zamora o Jerez. Lo que sí sabemos es que era capital del bayliato o encomienda de su nombre que comprendía las comarcas de Jerez, Valencia del Ventoso, Burguillo con sus aldeas, Valverde y Atalaya, Oliva, Alconchel, Villanueva del Fresno, Cheles, Higuera de Vargas y Zahinos.
De aquí el que se llame el Fuero de Baylío al que regía en los pueblos antes mencionados y otros de Extremadura y que fue introducido por los Templarios.
El mejor testimonio de que Jerez era capital de la baylía o encomienda de su nombre, es un acta del capítulo que celebraron los Templarios el día 24 de Junio del año 1272, para marcar el lindero del término de Valencia del Ventoso; en ella se dice: " ...en la Baylía de Xerez, ...".
Con el paso del tiempo la Orden de los Templarios llegó a convertirse en uno de tantos elementos de perturbación, además se comenzaron a corromper sus costumbres debido a las riquezas que llegaron a acumular que les permitieron vivir en holganza punible y desenfrenada olvidando su misión de combatir a la morisma.
El papa Clemente V convocó el concilio de Viena para tratar de los Templarios, al mismo tiempo que mandaba ocupar los bienes de éstos hasta que la asamblea resolviese. Presintieron sin duda los Templarios que la solución había de serles adversa, y se dispusieron a resistir toda medida que se adoptase contra ellos.
En el año 1312 tuvo lugar la disolución de la Orden, la asamblea había acordado que la Orden se extinguiese y sus posesiones fuesen confiscadas.
Los Templarios no estaban dispuestos en todas partes a obedecer. Los de Jerez, que no habían entregado la población todavía, resolvieron hacerse fuertes en ella; y si hemos de dar crédito a una tradición jerezana muy corriente, soportaron un desesperado sitio, que les obligó a irse encerrando poco a poco en el castillo, hasta que, cogidos allí prisioneros por las tropas del Rey, fueron degollados sin remisión en una de las torres principales. El fuerte memorable que sirvió de teatro a tan cruento sacrificio se designa hoy por los vecinos de Jerez con el nombre de Torre Sangrienta.
Extinguida la Orden de los Templarios, el 13 de marzo de 1312, por bula de Clemente V, de acuerdo con el concilio de Viena, Jerez pasó a ser ciudad de realengo, bajo el dominio de la Corona, reconociéndole el derecho a nombrar procuradores en las Cortes de Castilla, que jugaron siempre un papel destacadísimo, sobre todo en las celebradas en Burgos, en 1315, para tratar la tutela y regencia de Alfonso XI.
En los años siguientes el castillo de Xerez de Badajoz al igual que otros castillos y alcázares cercanos pasó a manos de hombres naturales del Reino de Portugal. Esta fianza de las plazas y fuertes duró hasta el año 1330.
Don Enrique II el Dadivoso hizo donación de la villa de Jerez a la Orden de Santiago, y en nombre de ésta a su visésimooctavo maestre D. Fernando de Osorez, según el privilegio de donación otorgado en Sevilla a 25 de Diciembre de la era 1408 (año 1370). Por él cede al Rey a la Orden "la villa de Jerez cerca de Badajoz, con términos, señorios, ...[...].
Algún que otro historiador extremeño ha afirmado que la Orden de Santiago pobló Jerez con muchas familias de linaje y que debido a la abundancia que entonces hubo de familias ilustres en su vecindario recibió el nombre de Jerez de los Caballeros. Esta afirmación es un error pues esta denominación, que comenzó cuando la población recibió el título de ciudad, fue debida a haber pertenecido primero a los Caballeros del Temple y después a los de Santiago.
Al terminar la Edad Media nos encontramos una población enteramente nueva, con un vecindario y una extensión mucho mayor de la que antes tenía. Como este cambio tan radical va unido a la jurisdicción de la Orden de Santiago, a falta de otra explicación más cierta, debemos atribuir a buen régimen establecido por la Orden el mejoramiento que Jerez alcanzó entonces.
Ningún nombre es más adecuado que el de período de engrandecimiento para designar el de la historia jerezana comprendido en el último cuarto del siglo XV y todo el siglo XVI pues durante todo este transcurso de ciento veinticinco años experimentó la población un cambio radicalísimo, que aumentó en más del doble su importancia social, gracias a la Orden de Santiago que desde los comienzos de su dominio en Jerez procuró engrandecerla. Se multiplican los palacios y casas señoriales, hospitales, ermitas, conventos y abadías proliferan por toda su extensa topografía, y los nuevos núcleos urbanos se van haciendo cada vez más grandes y populosos.
También tenemos noticias de la existencia de una población rural prodigiosa. Solamente había dos aldeas con alcaldes pedáneos (Valle de Matamoros y Valle de Santa Ana) pero había numerosísimas alquerías, señoríos, ermitas, santuarios, ...
El vecindario de Jerez, en este período, podemos clasificarlo etnográficamente en cinco grupos: cristianos (nobles y llanos), judíos, moriscos, negros y gitanos. El aumento de vecindario que había experimentado la villa de Jerez al terminar el siglo XV, del mismo modo que había sido causa de su gran ensanche topográfico, lo fue de su mejoramiento social poniéndola en condiciones de merecer que Carlos I le diese el título y dignidad de "Muy Noble y Muy Leal Ciudad" por los años 1523 a 1526 (no hay certeza de la fecha exacta), además de serle otorgados otros privilegios -ferias, mercados, uso de armas, impuestos forales, etc-.
Entonces debieron correr como muy autorizadas las leyendas acerca de la reconquista y la relación de ésta con la ermita de San Bartolomé y quizás por esto comenzara entonces a usarse como escudo de armas de la ciudad la efigie del santo con la encina y el manojo de jaras y el demonio amarrado a sus pies.
Todo en la ciudad de Jerez de los Caballeros respiraba entonces nobleza y caballería. Sobre las muchas familias linajudas que en la población habitaban se destacaba la Corporación municipal, cubierta de honores y distinciones que a toda hora se hallaba dispuesta a lucir.
En cuanto al estado económico de la población, era sin duda en el siglo XVI algo lisonjero. El término tan extenso como rico de la ciudad era la base única del bienestar de los vecinos, pues sólo la agricultura y la ganadería eran las fuentes de riqueza sin que hubiese más industrias que las que en pequeña escala bastaban a las necesidades de la localidad.
Paralelamente a la gran decadencia que experimentó España, a consecuencia de la despoblación ocasionada por las campañas de Carlos I y Felipe II y por las emigraciones a América, la ciudad de Jerez atravesó también un período de dos siglos de constante decadencia, agravada por diversas causas locales.
Amaneció el siglo XVIII y con él la guerra de sucesión a la Corona de España, en la cual intervino Portugal a favor del archiduque D. Carlos de Austria. Esta ingerencia del reino vecino fue tan desastrosa para Jerez que por tres veces fue víctima de las tropas portuguesas.
La primera de ellas fue en Junio de 1706, se causó daño en casas, conventos y edificios y se perdieron muchos documentos del ayuntamiento y la casa capitular. Estos daños fueron hechos tanto por portugueses como ingleses. Pronto evacuaron la ciudad tras haberla dejado en la miseria.
En 1710 la ciudad fue bombardeada. Los vecinos de los barrios extramuros se refugiaron en la ciudadela amurallada mientras dichos barrios fueron saqueados, destruidas las casas de los vecinos y la iglesia parroquial de Santa Catalina fue profanada. Tras algunos días, arruinado el baluarte de la puerta de Burgos, la ciudad se entregó. La ciudad se quedó tan sumida en la miseria que se pidió la remisión del pago de impuestos.
En 1711 los portugueses volvieron a invadir Jerez y robaron lo poco que había.
Gracias a un informe del corregidor D. Fernando de Mena y Solís conocemos el estado en que se encontraba la ciudad al terminar el siglo. En él se tratan el número de vecinos que había, la extensión del término de la ciudad, los cultivos, la ganadería, la industria, el comercio, el estado religioso, la enseñanza, la sanidad pública, la gobernación y justicia, la guarnición, los propios y el pósito.
Entra Jerez en la época contemporánea siguiendo el bando del Rey Fernando VII, por el que se había pronunciado, proclamándolo con toda solemnidad y pompa desde las Casas Consistoriales, y después por las principales calles de la ciudad, el día 4 de Julio de 1808, y después de superar penosa y difícilmente la etapa bélica reseñada, la historia de Jerez fluye sin alteraciones sustanciales hasta los finales del siglo, en que la Reina regente, doña María Cristina de Habsburgo, el día 12 de octubre de 1892 y en el histórico Monasterio de La Rábida, firma un decreto por el que confiere el tratamiento de "Excelentísimo" al Ayuntamiento de Jerez.
sábado, 5 de abril de 2008
Alburquerque
La historia habla de Alburquerque como plaza fuerte del territorio del Reino Aftasi de Badajoz, durante la famosa batalla de Zalaca (Sagrajas, 1.086).En 1.166, tras un largo asedio la plaza fue tomada a los almorávides por las tropas de Fernando II de León.
Cinco años más tarde el enclave fue confiado a los caballeros de la Orden de Santiago. El lugar pasa a manos de Alfonso IX en 1.227. Alburquerque representaba un enclave importante para el dominio de la zona, durante medio siglo después será objeto de continuas pugnas.El cuatro de agosto de 1.322, Alonso Sánchez, bastardo de Dinis, Rey de Portugal, mandó reconstruir el castillo y levantar nuevamente sus murallas.Patrimonio Castillo de Luna.- (Declarado Monumento Nacional desde 1.924).
El castillo de Luna conocido así en alusión a D. Álvaro de Luna, quién lo poseyó algún tiempo. El castillo consta de cuatro recintos escalonados a lo largo de la ladera sobre la que se sitúa. Destacan el patio de armas y la inexpugnable torre del Homenaje.Barrio Medieval “Villa Adentro”.- (Declarado Monumento Nacional desde 1.932).
Al abrigo del castillo, entre calles angostas de pronunciada pendiente perduran numerosas viviendas medievales, con bellas portadas góticas. Popularmente conocido barrio “de la Teta Negra”.Iglesia Sta. Mª del Mercado.- Situada Villa Adentro, esta construcción del siglo XV, de estilo gótico mudéjar debe su nombre al mercado que antiguamente se celebraba ante su fachada.
Historia de Monesterio
Con antecedente en el enclave romano de Curiga constituye, pues, la puerta de entrada en Extremadura por el sur desde las épocas más remotas. El origen de la población actual se encuentra en una fundación templaria, o más probablemente en la establecida en el siglo XIII por el Maestre santiaguista Pelay Pérez Correa en sus campañas para la ocupación del territorio a los árabes, en las que se encuadra el episodio de Tentudía. Tras ello el lugar quedó incluido en la Orden de Santiago con rango de Encomienda, hasta que el siglo XVI fue enajenada por Felipe II como Villa de Señorío.
Su ventajosa situación a mitad de camino entre Sevilla, Badajoz y Mérida, impulsó de manera extraordinaria el ejercicio de la arriería por parte de sus habitantes, siendo esta actividad sobresaliente en la economía local, además de la agricultura y la ganadería.El paso de los siglos ha ido transformando la arquitectura y el urbanismo de la villa; en la que quedan magníficos ejemplos de arquitectura popular.
viernes, 4 de abril de 2008
Nogales
La población se halla erigida en un enclave estratégico de notable significación, como avanzada del Señorío de Feria, compuesto por Feria, la Parra y Zafra, frente a los dominios de Badajoz y los llanos de Olivenza, que se extienden por el flanco de la frontera con Portugal.
Desde su privilegiado emplazamiento Nogales domina así una encrucijada cuyos amplios horizontes se prolongan en todas las direcciones.
Según algunas fuentes, la primera fundación del pueblo data del año 1.340, cuando es objeto de unas transacciones entre Lorenzo Vázquez de la Fuentseca y el rey Alfonso XI, que a su vez lo dona a Don Pedro Carrillo, y éste ultimo lo empeña a Enrique Enríquez el Mozo, quien se quedaría con la propiedad en 1.344 por impago del préstamo (40.000 maravedíes).
No se conoce con exactitud la entidad poblacional de Nogales cuando fue comprada, aunque cabe estimarla reducida a juzgar por el escaso precio pagado. Pocos años después contaba tan sólo con dos vecinos.
Los herederos de Enrique Enríquez el Mozo, después de litigar con Diego Martínez de Cáceres ante la audiencia de Valladolid, en 1.395 venden Nogales al primer señor de Feria, Gomes, hijo del Maestre de Santiago Don Lorenzo Suárez de Figueroa.
El 30 de mayo de 1448, según consta en el documento que se guarda en el Archivo de la Casa Ducal de Medinacelli, el asentamiento, hasta entonces emplazando en la parte baja del cerro, fue refundado sobre el cabezo o atalaya de Nogales, por Lorenzo Suárez de Figueroa.
Su recinto exterior presenta planta cuadrada, compuesta por cortinas almenadas, con cubos cilíndricos, también almenados en los ángulos. Originariamente esta estructura estuvo rodeada por un foso que se salvaba por medio de un puente levadizo, hoy desaparecido. Por esta razón, la puerta de acceso aparece hoy a media altura de la muralla, como si fuera una ventana. Centrada en el interior de esta primera cerca se alza una formidable torre, de planta también cuadrada, de 13 m. de lado casi 30 m. de altura, coronada por elevado almenaje sobre canecillos, y matacán centrado por encima de la puerta y ventana que aparece en el muro. Interiormente, la gran mole de la torre se divide en altura en tres cuerpos, quedando compartimentada en planta en dos ámbitos por un muro paralelo al frontal. Las cámaras se cubren con bóvedas apuntadas, comunicándose entre sí mediante arcos y una escalera regular. Diversas inscripciones, escudos con las armas de los Figueroa y otros elementos perduran embutidos en los muros sobre puertas, ventanas y otros puntos.
jueves, 3 de abril de 2008
La Leyenda de la caldera del portugués (Badajoz Capital)
Mérida, Capital Autonómica
A finales del siglo I a. C. Publio Carisios, por orden del emperador Octavio Augusto, decidió asentar a los soldados veteranos de las Legiones V Alaudae y X Gemina en el año 25 a. C. sobre la antigua y estratégica población emeritense situada en el centro de la región extremeña y a orillas del río Guadiana. Dominada la península por los romanos, éstos la dividirían en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, siendo la capital de esta última Mérida, conocida desde ese momento como Emérita Augusta. Durante siglos y hasta la caída del Imperio romano de Occidente, Mérida fue un importantísimo centro jurídico, económico, militar y cultural, siendo esta capital uno de los dos centros administrativos romanos más importantes del Occidente Peninsular. Los suevos, en el siglo V instalaron en Mérida la capital de su reino, al igual que posteriormente lo harían los visigodos, dando con ello continuidad e importancia política, económica y cultural. La llegada de los árabes a la península y la pronta ocupación de la capital visigoda por las tropas de Muza traerá consigo el declive de la ciudad, en comparación con etapas anteriores. A principios del siglo XIII en 1.230, las tropas cristianas de Alfonso IX conquistarán la ciudad y Mérida se convierte en sede del Priorato de San Marcos de León de la Orden de Santiago, junto con Llerena. Será en época de los Reyes Católicos cuando la ciudad inicie una recuperación política motivada por el apoyo del Maestre de Santiago don Alfonso de Cárdenas, defensor de la causa de Isabel la Católica en su lucha por la corona con Juana la Beltraneja Por su situación fronteriza con Portugal, se verá envuelta en continuas refriegas y batallas en época de los Austria y Borbones, sin ningún beneficio ni político ni económico. La invasión francesa supondrá para Mérida una lamentable pérdida de parte de su patrimonio histórico artístico, así como el parón económico que se inció a finales del siglo XVIII Finalmente, la situación como nudo ferroviario de Mérida y el paso de las décadas de este siglo, han convertido a la ciudad en un núcleo industrial y de servicio en alza, contribuyendo a su desarrollo el interés por parte de arqueólogos e instituciones regionales y provinciales en sacar a la luz la inmensa riqueza arqueológica que afortunadamente cada año se viene recuperando, dando con ello más que motivos suficientes para que su conjunto arqueológico sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desde principios de los años 80, Mérida fue elegida capital autonómica, lo que le ha supuesto un cambio importante en infraestructuras destinadas al servicio público de los ciudadanos extremeños y para los miles de visitantes que anualmente visitan sus monumentos o asisten a los actos culturales de fama internacional.
miércoles, 2 de abril de 2008
La ciudad de Badajoz
En lo que concierne a su localización geográfica concreta, Badajoz se desarrolla a partir del núcleo asentado primitivamente sobre una de las dos colinas que flanquean el Guadiana en el punto en que la aparición de materiales geológicos duros por delante, obligan al río a describir un brusco giro hacia el sur.
La altura en la que se erigió la población primitiva es el llamado Cerro de la Muela o cabezo del Monturio, concreción rocosa que, no obstante su escasa entidad, constituye un bastión fundamental, ya que permite dominar los llanos que se despliegan en el entorno.
Sobre un núcleo visigodo ya despoblado, establecido a su vez encima de remotos asentamientos prehistóricos, fundó el rebelde musulmán Ibn-Marwan el Chilliqui, en el año 875, como antecedente de la ciudad actual, un pequeño poblado someramente fortificado, con el nombre de Batallyos.
En el siglo XII, bajo los almohades, este modesto enclave constituía ya una importante ciudad rodeada por una fuerte Alcazaba que, básicamente, es la misma que aún perdura. Hasta su reconquista en 1230 por Alfonso IX, Badajoz fue una floreciente población árabe, cabeza en ciertos momentos de uno de los más poderosos reinos musulmanes de la Península.
Las guerras civiles castellanas en los siglos XIII y XIV, la división eclesiástica, y la existencia de grandes consejos de realengo, marcaron la vida de esta ciudad durante la Edad Media.
En los siglos posteriores, Badajoz ha jugado un importante papel histórico debido a su situación fronteriza con las tierras portuguesas de Alentejo, lo que obligó a su intervención en numerosos enfrentamientos bélicos hispanos-lusos.
El siglo XVII, con la ampliación de la zona amurallada del sistema Vauban, nos confirma el carácter defensivo y estratégico de Badajoz, que le obligó a vivir intramuros hasta el primer tercio del siglo XX. Paradójicamente, el paso del tiempo ha ido convirtiendo a esta bella ciudad, regada y dependiente del río Guadiana, en el principal puente de unión con el vecino país, Portugal, a través de las vías terrestres de comunicación.
La vida universitaria, junto al crecimiento paulatino de la ciudad, le ha convertido en el núcleo urbano más poblado de Extremadura.
Su extenso patrimonio histórico-artístico y cultural hacen de Badajoz una ciudad atractiva. La sociabilidad de sus habitantes y su estratégica situación geográfica la convierten en un lugar siempre agradable de conocer y visitar.
La provincia de Badajoz, historia a Historia
Antes que nada, discúlpame la osadía de publicar un blog con las pretensiones de éste, pero es que no encontré nada parecido en internet. ¿Cuál es la idea? Recopilar la Historia de cada pueblo de la provincia de Badajoz, y ponerlas aquí, una tras otra, para que a ti te resulte más fácil encontrar la que buscas, o entretenerte un rato al menos.
No soy historiador, ni tengo capacidad o tiempo para recopilar yo mismo las historias, así que haré algo más prosaico y más acorde a esta época: fusilar los artículos de otros, más versados y más trabajadores que yo. En cualquier caso, y por aquello del copyright, si ves en este blog material protegido por derechos de autor, házmelo saber cuanto antes para que lo retire, pues no es mi intención sacar provecho en beneficio propio del esfuerzo de los demás. En cuanto al resto, aquí lo irás teniendo: que lo disfrutes.
P.D.: De la misma forma, y ya que reconozco mi pereza, te agradeceré si me mandas la historia de tu pueblo: trabajo que me ahorras. Si ya la acompañas de alguna foto interesante, propondré que te hagan un monumento.