La Barrica de la Oca Badajoz y su Historia: Jerez de los Caballeros

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domingo, 6 de abril de 2008

Jerez de los Caballeros

Sus orígenes se hayan confundidos en la Prehistoria, como así lo confirman los monumentos megalíticos entre los que destacamos el "Dolmen de Toriñuelo", en la Dehesa de la Granja, los de Valcavado y de la Palomilla.
Entre las ciudades que poseyeron los turdetanos en la región comprendida entre el Betis y el Anas, llamada Beturia en aquellos tiempos, figuraba ya una en el sitio que ocupa Jerez de los Caballeros.
Del mismo modo que en Jerez de la Frontera hubo una población denominada CERET en su homónima Jerez de los Caballeros hubo otra ciudad fenicia llamada Ceret que en tiempos de los árabes se denominó, como áquella XERIXA y luego ambas degeneraron en su nombre actual.
Durante la dominación romana JEREZ o FAMA IULIA SERIA, debió ser un pueblo importante, según se desprende de los hallazgos arqueológicos encontrados en la que fuera "villa doméstica" del Pomar.
Además de la villa se han descubierto en Jerez numerosas inscripciones, cipos, estelas funerarias, miliarias, ... En todas ellas se alude a personas pertenecientes a familias romanas y algunas bastante importantes como las familias Vibia, Julia, Helvia.
De esta época se conservan la Calzada del alto del empedrado, mosaicos del Pomar, puente del Pontón y Viejo y las numerosas inscripciones, cipos, etc., ya mencionados. En esta época también era conocido Jerez como CAERIANA.
La muestra más importante de ello es la histórica columna de mármol hallada en la Iglesia de Santa María. En ella hay una inscripción cuya transcripción es la siguiente:"El día noveno de las Kalendas de Enero, de la era 594, fue consagrada esta iglesia a Santa María". La fecha corresponde al 25 de Diciembre del año 556 después de Cristo.
También han sido encontrados otros restos en las dehesas de la Alcozaba y de la Mata. En la primera se halló un sepulcro en cuya lápida había una inscripción correspondiente al año 514 d.C. Y en la dehesa de la Mata se halló otra inscripción correspondiente al año 662 d.C.
Gracias a un pasaje del geógrafo Edrisi que vivió en aquella época sabemos que el nombre de nuestra población entonces era Xerixa, y que debió de ser una población importante ya que la enumera junto con las poblaciones más renombradas de la región poniéndola a la misma altura.
Tenemos igualmente que el viejo castillo situado al pie de la iglesia conserva algunos torreones que, a pesar de los reparos hechos en ellos en tiempos posteriores, revelan en su estilo haber sido construidos por la pauta de la arquitectura mahometana; por lo que es de presumir que su primera planta pertenece a los tiempos de la dominación de los islamitas.
Las leyendas y tradiciones alusivas a la reconquista hacen comprender que cuando los Templarios ganaron a Jerez debía existir en dicho punto esta soberbia alcazaba, ceñida por la muralla.
Todos estos datos evidencian que el terreno que ocupan Santa María, el Castillo y la Alhóndiga eran en tiempo de los moros ciudadela fortificada y el resto de la población, colocado en la falda de la colina que corona la iglesia de San Bartolomé, debió hallarse extramuros.
Hoy queda en Jerez de la dominación árabe tan solo ligeros indicios del castillo, la pequeña iglesia del Patio de Armas y barrios como la Morería y la Alhóndiga.
Fue Alfonso IX de León, en sus incursiones por la baja Extremadura quién en 1230 reconquistó definitivamente, la entonces "Villa de Xeres", cediéndola para su custodia a la Orden del Temple, a la que debe su fisonomía, su espíritu señorial y su nombre: JEREZ DE LOS CABALLEROS.
Varias leyendas hay sobre los Templarios y Jerez pero lo que sí podemos afirmar es que los Caballeros Templarios, a las órdenes del Rey de León, conquistaron una población en cuyas afueras estaba el arrabal de San Bartolomé.
Dueños de Jerez los Templarios, la engrandecieron considerablemente e hicieron de ella una de las mejores posesiones de la Orden. Ellos fortificaron el castillo, construyeron la muralla que hoy conocemos, y levantaron la iglesia de San Bartolomé, bien de primera intención, o bien sobre ermita que ya hubiera. Esto, unido con la repoblación de las alquerías del vasto término de Jerez, debió ser causa de la importancia que la población adquirió entonces, esta importancia hace todavía dudar si la cabeza de la Orden del Temple en el reino de León era Zamora o Jerez. Lo que sí sabemos es que era capital del bayliato o encomienda de su nombre que comprendía las comarcas de Jerez, Valencia del Ventoso, Burguillo con sus aldeas, Valverde y Atalaya, Oliva, Alconchel, Villanueva del Fresno, Cheles, Higuera de Vargas y Zahinos.
De aquí el que se llame el Fuero de Baylío al que regía en los pueblos antes mencionados y otros de Extremadura y que fue introducido por los Templarios.
El mejor testimonio de que Jerez era capital de la baylía o encomienda de su nombre, es un acta del capítulo que celebraron los Templarios el día 24 de Junio del año 1272, para marcar el lindero del término de Valencia del Ventoso; en ella se dice: " ...en la Baylía de Xerez, ...".
Con el paso del tiempo la Orden de los Templarios llegó a convertirse en uno de tantos elementos de perturbación, además se comenzaron a corromper sus costumbres debido a las riquezas que llegaron a acumular que les permitieron vivir en holganza punible y desenfrenada olvidando su misión de combatir a la morisma.
El papa Clemente V convocó el concilio de Viena para tratar de los Templarios, al mismo tiempo que mandaba ocupar los bienes de éstos hasta que la asamblea resolviese. Presintieron sin duda los Templarios que la solución había de serles adversa, y se dispusieron a resistir toda medida que se adoptase contra ellos.
En el año 1312 tuvo lugar la disolución de la Orden, la asamblea había acordado que la Orden se extinguiese y sus posesiones fuesen confiscadas.
Los Templarios no estaban dispuestos en todas partes a obedecer. Los de Jerez, que no habían entregado la población todavía, resolvieron hacerse fuertes en ella; y si hemos de dar crédito a una tradición jerezana muy corriente, soportaron un desesperado sitio, que les obligó a irse encerrando poco a poco en el castillo, hasta que, cogidos allí prisioneros por las tropas del Rey, fueron degollados sin remisión en una de las torres principales. El fuerte memorable que sirvió de teatro a tan cruento sacrificio se designa hoy por los vecinos de Jerez con el nombre de Torre Sangrienta.
Extinguida la Orden de los Templarios, el 13 de marzo de 1312, por bula de Clemente V, de acuerdo con el concilio de Viena, Jerez pasó a ser ciudad de realengo, bajo el dominio de la Corona, reconociéndole el derecho a nombrar procuradores en las Cortes de Castilla, que jugaron siempre un papel destacadísimo, sobre todo en las celebradas en Burgos, en 1315, para tratar la tutela y regencia de Alfonso XI.
En los años siguientes el castillo de Xerez de Badajoz al igual que otros castillos y alcázares cercanos pasó a manos de hombres naturales del Reino de Portugal. Esta fianza de las plazas y fuertes duró hasta el año 1330.
Don Enrique II el Dadivoso hizo donación de la villa de Jerez a la Orden de Santiago, y en nombre de ésta a su visésimooctavo maestre D. Fernando de Osorez, según el privilegio de donación otorgado en Sevilla a 25 de Diciembre de la era 1408 (año 1370). Por él cede al Rey a la Orden "la villa de Jerez cerca de Badajoz, con términos, señorios, ...[...].
Algún que otro historiador extremeño ha afirmado que la Orden de Santiago pobló Jerez con muchas familias de linaje y que debido a la abundancia que entonces hubo de familias ilustres en su vecindario recibió el nombre de Jerez de los Caballeros. Esta afirmación es un error pues esta denominación, que comenzó cuando la población recibió el título de ciudad, fue debida a haber pertenecido primero a los Caballeros del Temple y después a los de Santiago.
Al terminar la Edad Media nos encontramos una población enteramente nueva, con un vecindario y una extensión mucho mayor de la que antes tenía. Como este cambio tan radical va unido a la jurisdicción de la Orden de Santiago, a falta de otra explicación más cierta, debemos atribuir a buen régimen establecido por la Orden el mejoramiento que Jerez alcanzó entonces.
Ningún nombre es más adecuado que el de período de engrandecimiento para designar el de la historia jerezana comprendido en el último cuarto del siglo XV y todo el siglo XVI pues durante todo este transcurso de ciento veinticinco años experimentó la población un cambio radicalísimo, que aumentó en más del doble su importancia social, gracias a la Orden de Santiago que desde los comienzos de su dominio en Jerez procuró engrandecerla. Se multiplican los palacios y casas señoriales, hospitales, ermitas, conventos y abadías proliferan por toda su extensa topografía, y los nuevos núcleos urbanos se van haciendo cada vez más grandes y populosos.
También tenemos noticias de la existencia de una población rural prodigiosa. Solamente había dos aldeas con alcaldes pedáneos (Valle de Matamoros y Valle de Santa Ana) pero había numerosísimas alquerías, señoríos, ermitas, santuarios, ...
El vecindario de Jerez, en este período, podemos clasificarlo etnográficamente en cinco grupos: cristianos (nobles y llanos), judíos, moriscos, negros y gitanos. El aumento de vecindario que había experimentado la villa de Jerez al terminar el siglo XV, del mismo modo que había sido causa de su gran ensanche topográfico, lo fue de su mejoramiento social poniéndola en condiciones de merecer que Carlos I le diese el título y dignidad de "Muy Noble y Muy Leal Ciudad" por los años 1523 a 1526 (no hay certeza de la fecha exacta), además de serle otorgados otros privilegios -ferias, mercados, uso de armas, impuestos forales, etc-.
Entonces debieron correr como muy autorizadas las leyendas acerca de la reconquista y la relación de ésta con la ermita de San Bartolomé y quizás por esto comenzara entonces a usarse como escudo de armas de la ciudad la efigie del santo con la encina y el manojo de jaras y el demonio amarrado a sus pies.
Todo en la ciudad de Jerez de los Caballeros respiraba entonces nobleza y caballería. Sobre las muchas familias linajudas que en la población habitaban se destacaba la Corporación municipal, cubierta de honores y distinciones que a toda hora se hallaba dispuesta a lucir.
En cuanto al estado económico de la población, era sin duda en el siglo XVI algo lisonjero. El término tan extenso como rico de la ciudad era la base única del bienestar de los vecinos, pues sólo la agricultura y la ganadería eran las fuentes de riqueza sin que hubiese más industrias que las que en pequeña escala bastaban a las necesidades de la localidad.
Paralelamente a la gran decadencia que experimentó España, a consecuencia de la despoblación ocasionada por las campañas de Carlos I y Felipe II y por las emigraciones a América, la ciudad de Jerez atravesó también un período de dos siglos de constante decadencia, agravada por diversas causas locales.
Amaneció el siglo XVIII y con él la guerra de sucesión a la Corona de España, en la cual intervino Portugal a favor del archiduque D. Carlos de Austria. Esta ingerencia del reino vecino fue tan desastrosa para Jerez que por tres veces fue víctima de las tropas portuguesas.
La primera de ellas fue en Junio de 1706, se causó daño en casas, conventos y edificios y se perdieron muchos documentos del ayuntamiento y la casa capitular. Estos daños fueron hechos tanto por portugueses como ingleses. Pronto evacuaron la ciudad tras haberla dejado en la miseria.
En 1710 la ciudad fue bombardeada. Los vecinos de los barrios extramuros se refugiaron en la ciudadela amurallada mientras dichos barrios fueron saqueados, destruidas las casas de los vecinos y la iglesia parroquial de Santa Catalina fue profanada. Tras algunos días, arruinado el baluarte de la puerta de Burgos, la ciudad se entregó. La ciudad se quedó tan sumida en la miseria que se pidió la remisión del pago de impuestos.
En 1711 los portugueses volvieron a invadir Jerez y robaron lo poco que había.
Gracias a un informe del corregidor D. Fernando de Mena y Solís conocemos el estado en que se encontraba la ciudad al terminar el siglo. En él se tratan el número de vecinos que había, la extensión del término de la ciudad, los cultivos, la ganadería, la industria, el comercio, el estado religioso, la enseñanza, la sanidad pública, la gobernación y justicia, la guarnición, los propios y el pósito.
Entra Jerez en la época contemporánea siguiendo el bando del Rey Fernando VII, por el que se había pronunciado, proclamándolo con toda solemnidad y pompa desde las Casas Consistoriales, y después por las principales calles de la ciudad, el día 4 de Julio de 1808, y después de superar penosa y difícilmente la etapa bélica reseñada, la historia de Jerez fluye sin alteraciones sustanciales hasta los finales del siglo, en que la Reina regente, doña María Cristina de Habsburgo, el día 12 de octubre de 1892 y en el histórico Monasterio de La Rábida, firma un decreto por el que confiere el tratamiento de "Excelentísimo" al Ayuntamiento de Jerez.

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